Saturday, June 17, 2006

Esquela 20: Borracho de amor

De pequeño ya anduve aprendiendo que cualquier excusa es buena para escribir.

La Luna y el Sol están casi en el primer lugar. En el primer lugar de mis sentimientos. Por él y ella puedo pasarme la vida entera escribiendo.
Pero tú vas antes que ellos, y tengo un pequeño problema. Contigo las palabras me saben a poco. Me las coloco todas en la boca y las escupo. Pero mis labios se cabrean... porque están hartos de dibujarte en fonemas. Están hartos de hacerlo, porque prefieren amarrarse a tus besos. Quedarse colgados allí durante días enteros. como lo haríamos nosotros en nuestra isla desierta. Sin intervención humana, más que la desgraciada nuestra.

¿Qué te llevarías? Yo te me llevaría a ti. Eso es lo más importante.
Y hoy van mis labios y se extrañan... se extrañan de cuánto y de cómo te extrañan. Solo por tus palabras... que no son las mías. Son las tuyas. y cada una vale por una parte viva de una parte de un beso tuyo. Eso es mucho más de lo que yo podría conseguir escribiendo cinco mil quinientas veces que me prendé de tus ojos vertiginosamente transparentes, o de tu mágica y dañina sonrisa o de todas esas tonterías de última hora apuradas con el olor a gasolina.

Y si cuelgo esto, a sabiendas de que las cosas van a salir mal, pues nada, no hay problema, esta vez no lo hay problema. El motivo es sencillo...: me he bebido seis cervezas, y entre gota y gota de alcohol nostálgico, me han contado que lo que me pasa es que te quiero ver esta noche con todas mis putas fuerzas. Quiero volver notar cómo circunvalas mi corazón y de nuevo pasas de él. Sí, es así. Cómo te olvidas de mí de nuevo, quiero verlo... quiero verte otra puta noche.

Quiero sentarme en los lugares más lúgubres contigo para encontrarme (como vestigio de nuestro romance) tres o cuatro palabras mal pintadas, desordenadas y sin ningún sentido. Pero es que son tuyas.

Te cuelgo un secreto en la pared de arriba del entendimiento. Sé que tú no vas a preguntar por él, pero yo dejo aquella bolsa allí arriba puesta. Aquella bolsa que trata de un secreto por el cual ojalá me preguntaras alguna vez.

Te quiero ver otra vez, joder! te quiero ver otra vez, porque tus besos me dejaron una marca, y hoy voy borracho y me adelanto a la censura de quien sobrio pretende cantar.

No tengo nada. Tampoco te tengo a ti. Me da igual, me da igual. Llevo una vida entera llorando. Si se me ocurriera reír, solo me entristecería un poco más.

Por eso, siempre he dicho que nada es por cómo de triste me siento
Nada es por cómo de feliz me siento
Todo es por cómo de triste me siento siendo feliz.

Feliz con estos pequeños arrebatos de locura que debo sencillamente a tus pasajeros besos.

No comments: