Cuando apareció la red social DISCORDIA, nadie pareció
abrumado ni escandalizado. Supongo que fue porque no hicieron mucha promoción
del asunto, pues no debían tener mucha pasta. ”Una app más” debió pensar el
montante de la población humana. Una app más como lo fue fb en su día. Y mira
lo que pasó después.
Bien, paulatinamente, DISCORDIA se empezó a popularizar y en
cuestión de 4 años, ya era el segundo portal social más utilizado, superando a
twenty y google cerquels ese o como se llame. El factor diferencia de esta
herramienta con respectoa sus competidores
era muy sencilla. Tenía el botón “dislike”, además del like, algo que hacía
tiempo que los internautas reclamaban a fb, pero que los de Zuckerberg se
negaron a incorporar, dios sabe porqué. Es allí donde la cúpula de la inminente
start app DISCORDIA vio el filón. “hagamos una red social exactamente igual que
la de FB, pero incorporando aquello que le demandan desde hace tiempo sus
usuarios y ellos no les dan.
Dicho y hecho.DISCORDIA empezó como un aparato inofensivo. Solo algunos
iluminados, visionarios trasnochados, vaticinaron desde el principio la amenaza
que suponía su irrupción. “Es peligroso para los adolescentes tener un
indicador tan claro como los dislikes que les juzguen como personas. Ante los ojos de la mayoría de la gente, DISCORDIA no era más que un portal
controvertido, como tantos otros contenidos que a día de hoy pululan por el
mundo digital.
La cuestión fue que de repente, una persona, podía tener más
detractores que fans por el hecho de existir. Muchos de los que tenían más
dislikes que likes en su perfil de Discordia, se daban de baja, pero entonces automáticamente,
eran considerados por los de su alrededor como residuos incapaces de ser
reconocidos como merecedores de vida. Sí, así fue. Tan malo era tener más
dislikes que likes en tu perfil, como directamente no tener perfil.
Cuando empezaron a detectarse suicidios en masa, con
pertinentes notas de despedida donde claramente se aludía a “el juicio de DISCORDIA” como
elemento determinante a la hora de decidir desaparecer del planeta, por
supuesto que los gobiernos trataron de eliminar el portal. Pero el daño estaba
hecho y mientras los complejos engranajes de la ley trataban de elaborar un
plan para parar al portal a paso de tortuga, la gente que se quitaba la vida
crecía en línea inversamente proporcional a la torpeza de las autoridades por
dar con un marco legal que justificara acabar con una red global que traspasaba
países.
Cuando se empezaron a poner de moda las “INMISERICORDES
BARRIDAS” tampoco nadie se escandalizó sobremanera. Lo que empezaron siendo
movimientos puntuales de caza, donde se daba muerte a gente sin perfil en
DISCORDIA o con un baremos negativo en likes, se convirtió en una suerte de
practica global que ya ningún gobierno podía parar.
De repente, todo se salió de madre, y conforme se iba eliminando
a gente con baremo negativo, la gente con baremos positivo en DISCORDIA se
enviaba votos negativos entre sí, con lo que la raza humana iba destruyéndose en
una especie de proceso de “selección social” más que selección natural. Al final, se aceptó esta dinámica en todos los
países y se convirtió en un proceso legal, el matar a gente con saldo de votos
negativos en DISCORDIA.
Y en esta nos encontramos, mi amigo Johnson y yo, votándonos
negativamente el uno al otro. Sólo sabemos que millas allá, un tal Roschid nos
ha votado a nosotros. Si no me equivoco, somos las 3 últimas personas del
planeta.
En DISCORDIA, no puedes cambiar o revertir tu voto. Cuando
voté a Johnson no sabía que aún había
otro usuario más en la tierra, por lo que ahora, Roschid tiene nuestros dos
votos negativos. Johnson tiene el mío y el de Roschid, y yo tengo el voto
negativo de ellos dos.
¿Y ahora qué?
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