Teothicán podría ser otro nombre mitológico más.
En realidad todo podría ser otra cosa. Hay una tela de araña horrible que
parece entorpecer mis movimientos. El tiempo va pasando, mis asuntos pendientes
engordando. Verás, escribo siempre desde el mismo lugar, y eso no ayuda. Noto
el nudo, el tapón que se descorcha
lentamente en la tráquea. Algo que escribir, me pregunto.
El escualo asoma, husmeando. No carraspea.
Parece nunca dudar. Es de acero. Debe
ser eso. Es de hierro colado. Enduro. Implacable, una frecuencia en infrasonido
se me viene a la cabeza. El sabor metálico de la sangre. Su óxido. Los negros
suelen morir con cierta facilidad en los largometrajes. Yo soy una suerte de
negro pero en el mundo laboral.
No he hecho nada tan mal, creo yo. Que la
desmotivación me invada es algo humano y comprensible.
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