El perro que se chupa el pito desinteresadamente en su cesta
de mimbre cumple hoy su mayoría de edad. No importa, seguirá chupándose el pito
como cuando tenía pocas semanas de vida. Eso más bueno que malo. A los ojos del
grueso de la sociedad, puede parecer un problema. A ojos de jóvenes soñadores
como yo, eso es un privilegio. El perro que se chupa el pito, sigue cantando
alto y lucha como nadie por conseguir sus metas, venciendo todo tipo de obstáculos
que los demás tratan de ponerle, pero a los que él, sencillamente, no les da la
más mínima importancia. Su pito es su música. Su música está cerca de su
corazón, y ahora paradójicamente, una vez ha encontrado su espacio de independencia,
por fin se ha dado cuenta de lo que hay ahí fuera. Eso era justo lo que
necesitaba para chuparse el pito con más fuerza que nunca y alcanzar una
erección que le haga llegar a lugares que nunca hubiéramos imaginado los demás.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment