Tienes, en días como hoy, el sol. Sí, es Febrero, ya lo sé.
Todo es perfecto, aunque no lo creas, todo es perfecto. Te darás cuenta más tarde. Pero hazme caso, todo es perfecto. No hay
otra forma.
Te he visto en repetidas ocasiones. Alguna vez te cobras una
forma real. En otros momentos te dedicas a poblar mis sueños. Sí, eso es lo que
se te da mejor. Eres una pobladora de sueños. Después, me despierto, me lavo la
cara, salgo a que me de un poco el aire, el sol. Me reúno con mis amigos,
tomamos alguna cerveza, y mientras ellos ríen, lanzo alguna mirada fugaz que sale
disparada por la ventana. Quizás justo en ese momento cruces, me digo.
Las noches son algo más complicadas, intento adivinarte
entre la multitud del bar. A veces intento bailar y te proyecto entre las luces
y el humo, pero solo alcanzas el estado real en momentos clave. Cuando me
siento cansado, por ejemplo, y te veo preocupándote por algún compañero. Ni
siquiera me miras. Sólo te giras y vuelves a desaparecer. Aún no sé quién eres.
No todo es pensar en ti.
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