Me irritó la estupidez de Josh, y mira que de por sí, llega
a hacer de la estupidez algo habitual en sus actos. Pero esta vez fue
especialmente molesto, aunque no sabría decir porqué exactamente.
“eh, venga Chad, despiértate dormilón, tienes que ver esto”
Al principio traté de ignorarle, pero rápidamente, supe que
iba a ser imposible conciliar el sueño de nuevo. La resaca que llevaba encima
estaba justo en ese instante desatando una especie de orgia en mi estómago. Aún así, cerré los ojos e intenté pasar del
gilipollas de Josh.
“Chad coño, que esta vez no es una puta broma, estoy
flipando, venga, mira esto!”
De repente noté el impacto en mi cabeza de algo así como una
de las revistas porno que tenemos tiradas siempre en la mesita del comedor,
vengan nenas o no a nuestro piso compartido. Sea como fuere, ese era mi límite, me había
dolido.
“Pero qué coño te pasa, desgraciado, no te enteras de dónde
está el límite de tus putas tonterías o qué”
“calla y escucha”
El televisor estaba puesto, y los ojos de Josh estaban
abiertos como platos. Miraba a la caja tonta con una expresión de fascinación
total. Realmente invitaba a uno a querer enterarse de lo que estaba sucediendo.
Se trataba un especial de noticias, y mientras se sucedía
una batería de imágenes de lo que parecía ser un científico, ahora trabajando,
ahora siendo entrevistado por feroces periodistas, ahora presentando su libro…
se oía la voz de la presentadora.
[…] Sin duda alguna, si esta noticia es cierta, estamos ante
el descubrimiento más importante de la humanidad, incluso más que el fuego o la
rueda, pues se trata de un hallazgo que influye directamente en la duración de
nuestras vidas… Sin embargo, muchas dudas surgen, y muchas incógnitas quedan
pendientes de resolverse. Primero, ¿cómo puede intercambiar un año de esperanza
de vida una persona con otra? Segundo, ¿quién puede permitirse pagar un millón
de dólares para alargar un año su vida, tomando ese año de vida de otra persona?
¿Es moralmente correcto, aunque las dos partes estén deacuerdo en el trato? Sin
duda, este increíble avance, cuyos entresijos se desconocen, a buen seguro
provocará una revisión de los fundamentos de todas las leyes habidas y por
haber en las sociedades civilizadas. Una revisión ética desde la base misma de
los fundamentos que nos definen como personas… Pero lo que está claro es que
estamos ante una realidad. Lo demuestran los pacientes que se han sometido
voluntariamente a la prueba del Dr Emmerald Hussein.”
En ese momento, en la televisión aparece un hombre de unos
50 años, de aspecto enfermizo, cuya única vestimenta es una bata de hospital. Le rodean un montón de micrófonos. Parece una
rueda de prensa improvisada…
“Es increíble, cuando diagnosticaron mi tumor cerebral, me
dieron dos meses de vida y llevo 8 entre los vivos. El proceso cancerígeno se
ha detenido, y voy a comprar otro año, cueste lo que cueste… ¿Quién quiere un
millón de dólares a cambio un año de su vida?”
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