Tuesday, April 24, 2012

Haba Negra y Ramas Secas parte 2

Pues lo dicho, tenía una haba negra en mi poder, y las ramas secas ya estaban esperándome en casa, así que cuando entré por la puerta, no perdí tiempo y desaté el manojo de la lámpara de la salita. Con las ramas secas ya en una mano, y el haba en otra, me detuve a pensar un instante… ¿por qué estaba haciendo aquello? Quise pensar que la música es una parte esencial de mi vida, y que si es verdad que Belcebú es el mejor rockero del mundo, era necesario que lo escuchara en vivo, fuera cual fuera el precio. Reprendí el hilo de mis acciones después de esa leve reflexión, y coloqué las ramas secas encima de las brasas que quedaban en la chimenea. Sin pensarlo, metí debajo el haba negra y me alejé casi instintivamente de la chimenea. Al principio no pasó nada: Los pájaros continuaban cantando allí afuera y sus armonías se mezclaban con las carcajadas de los niños. Algún perro ladraba ocasionalmente, y también alguna mujer (enmuñonada, me imagino por lo angustioso de sus quejidos) paseaba por la calle. No sé exactamente cuanto tiempo fue… 10, quizá 10 o 30 segundos… Pero entonces empezó a suceder: El haba negra se contrajo sobre sí misma, a la vez que crecía de tamaño… Desepués de contraerse, empezó a expandirse de nuevo, aunque ahora ya no tenía forma de haba, tenía forma más bien de boniato o de patata, de satánico tubérculo en definitiva… Así siguió creciendo, hasta que pude identificar algo parecido a una cola; la cola de satanas. El origen de la cola se mezcló entonces con las ramas secas, quese transformaron en un batiburrillo de ramajes que pronto se asemejaron al pelo de la bestia: Espeso, duro, marrón grisáceo… No hacía falta tener vista de lince para observar la bola de carne diabólica que se empezaba crear debajo de tan sacrílego pelaje. De repente, un extrañó sonido “emanó” de aquella masa inmunda: “Ahuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuú”… algo así fue…algo parecido a un gruñido de Louis Armstrong en plena actuación, pulmones calientes. Justo entonces empezó a sonar una música atronadora dentro de casa… una especie de ritmo que me invitaba a moverme frenéticamente, aunque el miedo me hubiera paralizado en un primer momento. Sí, de repente identifiqué la música que sonaba, era “My generation”, de “the who”. ¿De dónde salía la música, si en casa no había nada parecido a un reproductor de música?

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