Con la reforma laboral se abarata el despido, y ello, combinado con el miedo generalizado y el parón de la demanda del consumo, provoca que las políticas de empresas se basen en el recorte de la plantilla con el objetivo de aminorar la producción para adaptarla a la pobre demanda interior. Un círculo vicioso donde la dinámica es contractiva. El resultado es evidente: Más paro.
No va a haber a corto ni medio plazo un aumento de la demanda, y aunque los liberales digan que la reforma laboral sirve para recolocar a los trabajadores con mayor flexibilidad, la realidad es que actualmente, ningún capo piensa en sustituir un trabajador por otro. Sólo piensan en deshacerse de ellos como si fueran meros lastres. ¿Es que no lo ven? Eso sí, en España la gente prefiere morirse de hambre tirado en el sofá que salir a la calle a luchar por sus derechos.
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