En la piscina; al fondo, los sonidos a pesar de viajar a más de 1000 km por hora, son amortiguados. Al fondo, todo parece ir más lento, aunque los sonidos cobran una velocidad mayor. En el fondo del agua; ojalá pudiéramos seguir respirando ahí abajo.
Ojala sin utilizar los pulmones, pudiéramos seguir viviendo. Allí me iría, con mi necesidad de colonizar. Si tuviera millones de dólares, mandaría construir una réplica exacta de calafell bajo el mar; mandaría colocar un puñado de gente que como yo, no utilice los pulmones para respirar. Estudiaría minuciosamente los terrenos más adecuados para levantar las pirámides de mi existencia;
Ayer mi abuela me recordó que el apartamento lleva tiempo en venta; que el cartel es lo único que le falta. Que el apartamento lleva tiempo en venta pero que no lo quieren gritar a los cuatro vientos para que nadie se entere. Curioso, lo de mi abuela. Pone en venta el apartamento pero no quiere que se venda. Vendría a resumir esa decisión un comprotamiento ancentral, intrínseco al humano que envejece. Me parece una postura escrita; No la culpo por ello. Procuro no pensarlo demasiado, aunque no me cuesta mucho darme cuenta de que si me quitan calafell, me quedo cojo de alma; me quitan una parte MUY importante de mi vida, me quitan el origen y el final de mis dolores y mis sueños. ¿Pero quién soy yo para explicar algo así en un mundo en el que toman por locos a los románticos?
Por eso, tendré que emular un calafell Bajo el mar, una especie de calafell secreto lejos del intervalo que hay del lunes al jueves.
Hoy estoy más cerca de la muerte que ayer. Y esa es una verdad absoluta. Todos los que me rodean se encuentran en la misma situación. Ello me relaja. No me miran como si estuviera enfermo. Ahora empiezo a caer y no hay donde pueda agarrarme. Me hago viejo y sonrío…
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