Tuesday, October 04, 2011

Sigilo

Iré con cuidado, es lo único que puedo prometer. Me miro y salto de alegría un poco. Lo hago por ti y por verte así de sencillamente entregada. Es como si no existieran los problemas y solo hubiera patines en la playa esperando ser utilizados para surcar las olas.

Es una felicidad plácida, sencilla, rala y que no esconde nada. ¿La has notado alguna vez? Es una felicidad veraniega y cálida aunque empieza al fresco de la noche. Es una felicidad pequeña pero intensa que encuentra su fuente inagotable en una sonrisa penetrante y en una mirada descaradamente felina. Ella se acerca a mí felina, con su cuerpo y sus movimientos felinos. Ella apoya la cabeza en mi hombro de una manera felina. Sigilo. Ella me habla del verano sin soltar palabra, ella estaba allí, en Calafell, allí donde hay tantos gatos abandonados.

Si alguna vez pudiera deshacerme de todos mis pasajeros caprichos y me quedara en su isla (la isla de Ella), mi existencia se revelaría a un ritmo lento y andaría plagada de minúsculas y graciosas síncopas de donde extraer oro puro sería algo extraordinariamente normal.

Quién sabe, quién sabe si llegará el día en que me cansaré de mirar culos y tetas y por fin me entregaré a una sonrisa como quien se entrega al vino cansado de probar todas las cervezas del mundo y haberse llenado la barriga de mierda.

Si ese día llega, tendré mucho de que presumir con tu sonrisa a mi lado

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