Siquiera los muchachos, todos ahí, entusiasmados. Porque en su corazón sólo cupo eso. Sin espacio para nada más. Era todo un paisaje de encajes en donde elementos que aparentemente no tenían ninguna relación, aparecían hermosamente conectados. El sol se convirtió de la manera más demostrable posible en la ilusión, el césped redactaba lo que sucedía y daba apoyo emocional. Las paredes comprendían; se enorgullecían de formar parte del proceso, Y las personas humanas por fin lo podían sentir. Sentir desde un punto en que la muerte no asustaba.
Todos formábamos parte del proceso, y a todos nos sentaba magníficamente bien.
Dime, ¿cuántas veces te ha pasado algo así?
La harmonía daba el sentido total, descubría lo mejor de nosotros.
No tuve que drogarme para sentirlo. Es más, aún lo siento a veces, desde el trabajo, incluso. Miro por la ventana y me desborda la alegría. Son reminiscencias emocionales que me hacen mirar adelante, querer seguir avanzando, me hacen colmar mi cabeza con nuevos proyectos…
Ojalá no las deje de sentir nunca.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment