Mierda, mierda, mierda... Cojeo del corazón.
Hoy dormiré mal. Pediré a no sé quién o qué que las cosas salgan bien mañana. Me despertaré inquieto y me costará notar el día plácidamente. por lo menos al principio. Mucho sol deberá hacer para entrarme como un pene.
No es que sea homosexual, pero esque eso de entrar como un pene suena potente. Como lo radiante del sol que debería necesitar para calentar mis entrañas.
No sé si volveré a calafell pronto. No sé si querré a alguien alguna vez. No sé si juego a la ruleta rusa con una pistola sin una sola bala.
Llevo un día así, angustiado. Desmasiada tensión acumulada. Y esta noche no se va a solucionar, precisamente.
Me merezco hacer el amor como dios manda, no? Hace ya meses que me mantengo en el dique seco. No me preocupa dejar de perforar algún conejo que se ponga a tiro. No se trata de desespero. No quiero que parezca que quiero pinchar por pinchar y que no he tenido suerte en ese sentido.
No. La vida no me trata mal últimamente en esa faceta suya, no.
Si pido sexo, lo pido como recompensa a mis dolores de cabeza. Lo pido como quien pide fruta del tiempo un día de calor, como quien pide el primer whisky de la apacible sobremesa, como quien se cobija bajo el parasol después de un día entero jugando a palas en la playa.
Entiendes? No se trata de perversión ni de enfermizo instinto. no se trata de primario empecinamiento, solo se trata de la parte buena de después de una angustia de la vida. Una angustia que no tiene que ver con el sexo.
Solo quiero imitar a los potrillos que corren por las praderas, o a los niños con incipiente obesidad que pasean sus apetitosos michelines por las costas murcianas orgullosos de tener en su haber peces que cazan con sus pequeñas redes. Quiero disfrutar de poco.
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