Hubo un país secreto que siempre veía en la crisis oportunidad.
Varios decenios atrás, ese país, en un alarde de certera previsión, reservó un territorio vallado. Un territorio que equivalía a cualquiera de sus principales regiones. En aquella época, todo era bonanza económica y el dinero sobraba. Por ello decidieron reinvertir una parte del excedente en una sola región. Una región fantasma y deshabitada, en donde erigirían grande edificios, infraestructuras de todo tipo, todo lo necesario para el funcionamiento de el mismo espacio con la mayor autonomía posible.
En épocas de bonanza era una ciudad fantasma. muchos cuestionaron el proyecto al principio, pero no hizo falta más que esperar las tempestades del capital, las épocas de carencia... y esque todo el mundo sabe que todo sube y baja, que quien respira agranda su pecho y después lo contrae... La cuestión es que cuando la debacle se produjo, casi todos los países cayeron en banca-rota y buscaron las soluciones una vez el toro ya les había pillado. Tuvieron que hacer grandes cambios estructurales en su economía. cambios costosos de llevar a cabo. Fue para todos esos países la restructuración lo que para un joven significa comprarse ilusionado un coche de segunda mano y encontrarse de repente, una vez adquirido, que tiene que cambiarlo de arriba abajo. Todas las piezas están chamuscadas, y solo el chasis aguantaba. Esto es lo que nos ha pasado.
Pero el país secreto no tuvo más que enviar a todos sus parados a la gran región fantasma. Cuando se diseñó el plan, un montante importante de la masa social dijo que aquello era volver al nazismo, confinando trabajadores en un emplazamiento lejano, obligándoles a dejar a sus familias.
Obviamente, hasta que las desgracias no suceden, a veces no se acepta que las soluciones más crudas son las más eficaces, y esto es lo que pasó aquí. El estado sabía perfectamente que no haría falta obligar a sus ciudadanos a nada. Ellos mismos, los que habían perdido el trabajo empezaron, de forma voluntaria, a pedir el traslado hacia la región fantasma, de la cual solamente abrieron las puertas cuando se cercioraron de cuán importante iba a ser esa crisis.
Los casos se estudiaban, y se trataba de trasladar a las familias enteras, y si no, se facilitaba la comunicación abaratando los precios de los billetes para que los desplazados pudieran ver de vez en cuando a sus familias.
No me preguntéis qué coño producían, pero se autogestionaban impresionantemente, de la necesidad al ocio, todo tenía su precisa cabida en la región fantasma. Así la llamaban al principio; región fantasma. Después sin embargo, la llamaron "el pulmón de emergencia".
Era curioso, pero sucedió: Al final, los problemas eran mayores a la hora de convencer a algunos de los trabajadores del pulmón para que volvieran a sus respectivas casas: pero una cosa había clara y era de importancia capital cumplir: en cuanto se saliera de la crisis, la región se debía ir despoblando de nuevo progresivamente, reasignando un trabajo en su tierra de origen a cada persona que había contribuido al funcionamiento del pulmón de emergencia.
Las puertas del pulmón de emergencia se volvían a cerrar.
La coexistencia en un mismo país de dos paisajes tan opuestos: la ciudad prospera y la ciudad vacía, no pasaba desapercibida para nadie. Polémicas servidas; siempre había gente que se quedaba sin trabajo, por muy bien que fuera la economía. Parte de esa gente y también asociaciones en general reclamaban permanentemente la apertura definitiva del pulmón de emergencia. Pero los varemos estaban para algo: a partir de una serie de variables se reabrirían las puertas, no antes. Yo como todos nos imaginamos, las variables que se tenían que dar, se daban solo cuando las cosas estaban muy jodidas.
En el fondo de los corazones, todos lo comprendíamos, y esque la evolución humana al final, lleva a la comprensión y aceptación de verdades universales e invariables:
hasta que las desgracias no suceden, a veces no se acepta que las soluciones más crudas son las más eficaces, y esto es lo que pasó aquí.
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