la primera vez que me vi la herida, pensé que pronto se cerraría.
Poco a poco, fui perdiendo la esperanza de poder empezar una partida nueva, o de poder encontrar un lugar descatalogado. La única opción es limar asperezas. Limar asperezas. Las cicatrices nunca se marchan.
por mucho que te muevas, por muchos depósitos que rellenes, por los miles de propósitos formulados, se acaba consiguiendo sólo un puñado.
No se puede olvidar nada de lo que se ha sido. Hacerlo, solo llevaría a la equivocación, no?
Hay demasiadas cosas que no logro entender, y en días lluviosos como hoy, las dudas cobran fuerza. El corazón se limpia y se vacía, y las penas se filtran por los dedos.
Siempre creí ser infeliz por complicarme innatamente la cabeza. A veces desaba ser un poco más tonto. Creía que la gente que siempre tuvo las alas cortadas era más feliz que yo, únicamente por no calentarse tanto la existencia con tonterías.
Pero esque no son tonterías. Y ellos tampoco tienen las alas cortadas. Nadie se las cortó. Sencillamente, nacieron sin ellas. A nadie le puede parar un televisor, una sociedad podrida, o la indiferencia del resto de la gente. Si lo necesitas sacar, lo sacas de la manera que sea.
Es por eso que no son más felices que yo. Sencillamente han hecho de la resignación su mejor compañera, y han enterrado en lo más profundo de su alma la cosnternación que cada día les asolaría si trataran de llegar a donde nosotros llegamos. Lo cubren todo con munerosas sonrisas de medio y bajo alcance. Y nosotros solo escupimos unas pocas de esas, porque la vida no nos da juego para más. La situación no invita a desternillarse. Pero cuando las lanzamos, salen desnudas de nuestra boca, llegan lejos, y... milagro... se contagian.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment