Wednesday, September 10, 2008

A mi amigo

Solbes está harto, y ya no aguanta más.

Después del quinto correo proveniente de un oyente que Francino le lee, el oso panda número 1 estalla.
Estalla mentalmente, claro está.

Pero yo, que soy la mente de Solbes, sé de todos sus secretos.

El pobre hombre siempre esforzándose, como el resto de políticos, en dar explicaciones sin cuestionar nunca lo gilipollas que es la gente.

Claro, la primera norma de esta gran mentira que es la política, es que, para ser lo que es, que no es otra cosa que mentira más que política, uno nunca puede tratar de estúpidos para arriba a la gente a la que se debe.

"Mal empezamos", se dice Solbes a menudo al recostar su cabeza de oso panda sobre la mullida almohada. "¿Cómo van a cambiar las cosas, si no somos capaces de reconocer el problema abiertamente? Estamos haciendo el tonto, prometiendo cambiar las cosas a través de un estado que no tiene la fuerza para hacer nada solo. Ningún gobierno es capaz de superar una crisis por sí mismo.

Y la gente no sabe aprovechar los días prósperos, la gente no se sabe educar económicamente a sí misma en el mundo. Y después, cuando es la sociedad misma la que se busca encontrarse hundida en la mierda, me apuntan todos a mí.

Y claro, cualquiera les dice, que lo que pasa es que se han de informar más, y que a quién se le ocurre pillar hipotecas a 40 años. Qué cosas! Si les llamas ignorantes se te echan al cuello, y si asumes toda la responsabilidad, solo consigues que te apunten todavía muchos más dedos."

Al final, mi amigo Solbes también concibe ya la mentira. Se siente miserablemente farsante, y a pesar de ello, también se considera un mártir. ¿Cómo puede ser? No se le puede arrojar a toda esa gente la verdad, porque una cabeza como la suya, se vende barata, y hay muchos que prefieren ver como caen los que debían ser sus salvadores, a tratar de entenderlos.

Pobre Solbes, me digo. Pobre Pedro Solbes. Si yo te entiendo... déjalo ya, que vivimos a merced de unos majaderos, amigo. Cualquiera, desde allí arriba, desde un frágil podio de cristal, llama estúpida a esta sociedad, eh? te machacarían los huesos.

Yo lo puedo decir sin ningún problema, desde esta plataforma que de cercana, casi está hundida en el suelo de la cruda realidad. Yo lo digo: Hay mucha gente tonta. Demasiada.

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