Que Barcelona pierde dinamismo.
Nunca la he visto tan poco movida.
Ya no me siento tan orgulloso de ella.
Se acerca a la decadencia.
En esa coyuntura he de desplegar mis mejores estrategias marketinianas.
Hacer de los defectos virtud, dicen.
Oh, tengo cien mil cosas en la cabeza; El fichaje de Arshavin, por ejemplo. Tema capital donde los haya.
El mensaje que acabo de recibir de un viejo lobo... ¡qué alegría en mi corazón!
¿Esque no se enteran los políticos de que lo estamos haciendo mal?
¿Quieren que retornemos a la segunda línea del panorama mundial en lo que a progreso se refiere?
La generación de los que venimos no está tan capacitada como creía. No tiene sentido pasarse la vida preparándose para afrontar los retos profesionales.
La ambición se concibe como un valor negativo entre muchos de nosotros. Queremos recluírnos en una vida teórica en vez de lanzarnos a la práctica. Siempre pensando que hay cosas que aprender antes de salir del cascarón.
La juventud es la fuerza. A los 30 años no voy a tener las mismas fuerzas que tengo ahora de sentirme partícipe de lo que me envuelve. No voy a querer pegar una patada al mundo que me rodea.
Si me lanzo más tarde hacia la realidad, aceptaré unos mínimos en mis aspiraciones que ahora no estoy dispuesto a asumir.
Yo he elegido chupar de esta sociedad. Pocos no lo hacen. Ya que estamos aquí, vamos a tratar de reventarla, vamos a intentar subirnos a ella como si fuera un caballo salvaje y vamos a tratar de domarla.
O eso, o los tomates del bosque.
El mundo es una rueda que no deja de girar, tan pronto como asumo que estoy atado a ella, más vale que me de prisa en no perder el sentido del equilibrio.
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