Tuesday, May 29, 2007

Esquela 70: La realidad que se supera

Aún sigo creyéndola allí, en ese frankfurt de mala muerte.

Quizá fue ese mi error; llevarla a un sitio en donde la carne es el ingrediente básico de cualquier receta.

Yo no sabía que era vegetariana, pero desde la primera vez que la vi, lo deduje. Esa piel blanca, esa poca sangre en las venas, esa falta de ímpetu...

Daba igual, era mejor que la gran mayoría. Se habí traído de su cultura la frialdad y el hielo.

No parecía interesarle demasiado nuestra situación. De eso también me di cuenta pronto. Y claro, con aquello me acabó de arrebatar el corazón.

habló de elfos, lo que me pareció sumamente gracioso, pues ella tenía un rostro cuyas características re3cordaban a las de esos legendarios duendecillos. Seguro que se lo debían haber dicho cientos de veces, pero ella ahí estaba: hablando de aquello como lo haría cualquier persona normal. Pero ella no era normal. O por lo menos la situación no lo era.

Una persona con cara de elfo no puede hablar de elfos eludiendo su similitud a ellos la primera vez que queda con otra persona. Es renunciar a utilizar un guiño que contribuye a amenizar cualquier charla.

Aquello me descolocó más


Aún sigo buscándola.


A menudo creo que se ha fundido con las estatuas que iban colocando por Rambla Catalunya justo después de que ella me reconociera su debilidad hacia la escultura.

Así fue el último paseo, que ni sacado de un cuento de hadas, ni de elfos.

Sencillamente ella reconoció su amor hacia el arte de tallar, y de repente, brotaron estatuas a su alrededor.

Aún sigo buscándola.

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