Wednesday, February 14, 2007

Esquela 51: Desde la ciudad

La vida puede ir más o menos rápido que tú.

Bien. Bien. Me pasan tantas cosas que decido limitarme a observar. Creo que es mejor así. Si me centro en cualquiera de ellas, perderé la atención sobre las demás. El sentido es verlas pasar, hermosamente, a la vez.

Que te sobrepase todo.

Si todo te supera, pero a la vez te sientes feliz, puedes permitirte el lujo de tutear a la vida.

Ahora no tengo absolutamente nada, pero lo veo todo. Creo las ciudades mas maravillosas desde mi propio corazón. Veo como se elevan sus rascacielos desde la nada, noto como besan el sol y siento cómo éste se va a la cama.

Sé que esto no puede durar, claro, si durara, no sería tan certera y plena la sensación.

Pero déjame disfrutar de esta felicidad, déjame pensar en pisar una mierda de perro o mojar todos los papeles, déjame que me meta en el frankfurt de la esquina e impregne toda mi ropa de olor a manteca de cerdo. Deja que me funda en la multitud y el agua del chaparrón de media tarde nos diluya inarmónicamente.

Es hoy una de esas veces en que alcanzo el punto más alto después de haber saltado, y veo pequeña la vida. Desde aquí es agradable y parece inofensiva.

El reino, la ciudad más bonita, no está ahí fuera.

Teddy baja las escaleras alborotado. Ha quedado con los chicos en el parque-aprovechando las últimas horas de sol- para hacer unos giros y grapar un rato.

Últimamente el skate ya no está iluminado por las noches. Ahora apenas tiene tiempo de cenar un par de rebanadas de pan untadas con crema de cacahuete. Bueno, es verano y no tiene mucha hambre.

Va por el paseo inundado de palmeras y huele el mar. Anda con los cascos y el mortecino en el cielo le sienta muy bien.


Mataría por esa sensación. Sólo por esa.

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