Esquela 50: Yo y Yo mismo

No sería tanto pedir verla salir de las sesiones de cine alternativo.

Siento frustración por que las cosas no son esencialmente mágicas. No hay detalles que me describan como único. Y la arritmia de los diferentes sonidos callejeros no acaban por formar ninguna melodía milagrosa.

No hay ningún flequillo escalado, no hay ningunos ojos negros grandes ni ninguna piel pálida. No hay una historia oscura y pornográfica detrás de la mujer que amo, nio tampoco mi carne se vuelve trémula tan solo por intercambiar las miradas con ella.

Esta vez no va a ser como algunas otras. Hay tiempos que van a pasar y no van a retener ninguna incógnita que años después quiera desvelar: He arrancado las entrañas de estos últimos momentos vividos, los he esquilado y vaciado por delante y por detrás, ¿y sabes qué? Que al final de todo no había ninguna señal mística, ningún misterio que fuera a volar más tarde hasta los cielos, y se fuera a clavar ahí para que el resto de mis días me preguntara por él.

A veces, vivir al máximo significa destrozarse la ilusión. Las cosas no son tan mágicas cuando sientes de cerca.

Quizá sea mejor vivir con miedos, encerrarse en la propia persona, y creerse incomprendido. De ese modo siempre tendrás a alguien a quien culpar ahí fuera. Siempre podrás creer que no te dejaron demostrar lo que valías, que ese mundo no estaba hecho para alguien tan talentoso como tú.

Quizá así, pueda volver a cobijar la esperanza de que haya una línea telefónica entre mi corazón y el de mi actriz porno o mi prostituta parisina, entremi pura alma y mi desvirgado amor, entre mi romántica existencia y la crudeza de ella.