Thursday, January 18, 2007

Esquela 49: Historia de Am_ _ _te

- Dicen que en los muelles como este, rondan asesinos descarriados que matan por matar

- ¿Sí?, ¿De verdad? ...Entonces puede que esta sea nuestra última noche juntos.

- Quizá. Dicen que sus sueños son las peores pesadillas que el resto de gente podamos imaginar. Pero sabes lo que pasa? Que ayer soñé que estábamos precisamente en un lugar como este, en un malecón con vistas al mar, sentados en las maderas del entrante, con los pies colgando a ras del agua.

- ¿También tuviste la sensación esta tan peculiar de fresquito?… me refiero, no sé si me entiendes… al frío de la superficie del mar. Noto cómo se me cuela entre los dedos… eso no pasa en una piscina. Sólo pasa en el mar…

- Verás… esa sensación no es la que exactamente tuve en mis pies… más bien los notaba calientes… porque en aquél sueño, yo formaba parte del clan de los asesinos que tienen pesadillas por ilusiones… Mi ilusión era matarte, matarte…

- ¿De verdad tuviste ese sueño? ¿Y te gustaba la sensación de matarme?

- Aún siento perfectamente como se deslizaba el metal del cuchillo entre tus costillas. Fue difícil acertar al principio. Lo primero que pensé, mientras leía en tu cara tu incomprensión, es que acuchillar a alguien no es tan sencillo como en las películas: La hoja del puñal al principio topó cun tu hueso. Sonó como hubiera sonado un golpe con los nudillos de la mano contra una caja de madera hueca y mojada. ¿qué cosas, eh?...Entonces, al ver que aquello no cedía, tuve que girar el cuchillo levemente hasta que pudiera pasar por un hueco y destrozarte así el corazón.

- ¿Pero te gustó?

- Recuerdo que sentí algo demasiado extraño… no sé si me gustó, pero creo que me sentí feliz… pronto tu sangre empezó a correr por mis pies… de ahí que no sintiera aquél fresquito del que hablabas. Si no el calor de tu última noche conmigo.

- Y no sé si me gusta o no lo que dices. Pero si se queda solo en poesía, es maravilloso. De todos modos, no te llego a conocer todavía… quizá fueras capaz de clavarme un puñal solo por obtener una respuesta a la pregunta que se te formuló en forma de este sueño que me explicas… ¿pero cómo seguía?

- No lo sé, no lo sé. Era de noche. Tiraba tu cuerpo al mar y empezaba a correr. De pronto, me encontraba en el apartamento, contigo a mi lado. Era la hora de desayunar, y la tele de la cocina estaba encendida, como siempre.

Tú andabas untando mantequilla, tan espectacular como es habitual. Porque sólo tú eres capaz de hacer de lo espectacular algo habitual, siempre sin perder un ápice de tu festividad…

- Vamos, no seas estúpido… y salías en las noticias de la tele…, ¿no?

- Sí, (pequeñas risas).

-Qué típico...

- Ya ves... Allí estaba yo, con tu sangre en mi ropa, corriendo en medio de una autopista. Me filmaban desde un helicóptero, sabes a lo que me refiero, ¿no? Uno de esos planos aéreos que solo se utilizan cuando se persigue a un gilipollas que tiene todas las de perder. Me apuntaban con un foco, y yo parecía descarriado. Claro, era un asesino del muelle…

Pero me gustaba, me gustaba verme desde allí, me gustaba verme, me gustaba imaginar tu cadáver pudriéndose en medio del mar. Flotando en la superficie, o hundiéndose entre los restos de chatarra de los otros barcos… Era todo sensacional…

- ¿Y te disparaban entonces? Dime que te disparaban desde algún lugar, dime que te perforaban a tiros, dime que te morías allí mismo, en territorio de nadie… dime que te desplumabas perdiendo todos tus sentidos, convirtiendo todo lo que habías vivido en una especie de orquesta sinfónica histérica y sin orden…

- Pues sí, era eso lo que pasaba… era eso… y tenía por fin la sensación de volver a casa, de volver contigo… pero no te encontraba… había cogido el desvío equivocado. Había cogido el desvío a Chicago.


(él la besa, ella le clava un puñal. Se funde la escena. Sangre en el agua)

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