Mientras las manos se
ensucian y las sabandijas recubren los huecos que hay entre mis dedos, muerdo
fuerte mi lengua para tratar de evadir el dolor del alma. En el pozo de la mierda, según que escollos
pueden servir para escalar un poco más alto. Para recibir un poco más de
luz. A veces, cuando caigo contra el césped
y los rayos del sol me azotan en la cara, no puedo evitar sentirme bien. Aunque
el golpe sea fuerte. Da igual.
Me imagino con mi
banda, atendiendo tansolo a los golpes de la batería. Tienen dúnicamente por
preocupación asimilar el golpeo ajeno como mío. Tiemblo con la voz, y visualizo
su onda como un extraño ente físico consumido por su propia fuerza. Un
especímen que va dando brincos por el aire, apoyándose en variaciones
melódicas, quebrando el vacío, atravesándolo sin miramientos.
Las luces de neón,
ver que todo funciona si el ritmo se comprende. Tener la sensación de que caminas
con algo más que tus piernas, y no halo de la polla, tener esa sencación del
que todo el paisaje te complementa. De que si giras hacia un lado de repente,
el mundo gira suavemente contigo.
KU KU KUPA KU KUKUPA X 2
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