Qué será lo que tiene, que me deja exhausto con tan sólo
mirarla, qué será, que a medida que se mueve, a mi me paraliza; Qué puede ser,
que las palabras, todas son pobres, más pobres que nunca; qué será que cuando
camina, no me apetece hacer otra cosa que no sea admirarla.
Mientras el mundo se llena la boca, mientras el tiempo trama
su plan más retorcido, mientras compramos lo que nos colocan delante, mientras
los sonidos nos van envolviendo... Con ella, por fin
cruzas por en medio para dar con
la certeza;
El hogar tiene forma de sonrisa. De su sonrisa. Estás
cansado de viajar porque lo que has visto hasta ahora no merece demasiado la
pena. Vas a descansar, ella tiene muchos videojuegos y puede resultar ser un
destino. Tu destino. Te da de beber, y tú bebes. Te dice que la sigas, y tú la
sigues; y se pierde entonces en la espesura de tus propios miedos. Pero de la
manera que se mueve, se hace tan fácil seguirla que atraviesas sin pensarlo;
Dejando atrás todos los engaños a los que tú mismo te sometiste, despojándote de
toda tu ropa.
Puede, puede que haya por fin un lugar estático y absoluto,
un espacio donde no haya que seguir caminando. Un recoveco donde siente bien no
dar dos pasos. Quizás sea ese en que ella se detiene.
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