Las lágrimas caen sobre mi cuerpo; son mis propias lágrimas las que caen sobre mi cuerpo, son ellas las que arrastran consigo el cielo cargado; Nos vimos; fuimos felices; nos cruzamos más bien; reímos en medio de nuestro encuentro que sólo nosotros entendemos. Que solo nosotros entendimos a la perfección; ese guión que nadie más va a disfrutar tanto; por encima de los arboles de plástico. Me invadiste con esa sensación que tanto suelo echar de menos; un hogar, una comprensión, los pilares dispuestos en los huecos justos para que me siga teniendo en pie tal y como soy; Tu me aportaste mi porpia continuidad en el tiempo, y me llevaste a lo más alto varias veces; Después te reías, y yo también me reía; y sabíamos que nuestros caminos estaban escritos; pero qué bonito es cuando incluso la tristeza te parece bella; y contigo lo conseguimos; sobrepasamos las barreras que hacen caer con tanta facilidad a los demás; Disfrutamos de nuestro momento de una manera poética; transformamos la carne en algo que tenía muchísimo significado… Me hiciste creer en lo bueno que es que seamos así como somos….porque a veces dudo, dudo por mi alrededor. Pero eres tan auténtica, tan original, que te he podido entender desde el principio. Te voy a aprender, te voy a aprender de cualquier manera, y tú te vas a golpear contra mi espalda; te vas a esparcir y me vas a quemar entero.
Y me voy a sentir jodidamente vivo, como hiciste conmigo aquella noche: jodidamente ubicado, jodidamente congelado en el tiempo; jodidamente familiar, jodidamente maduro.
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