Yo tengo videojuegos; tengo muchísimos videojuegos; entonces, mi amigo Daniel, que tiene la misma videoconsola que yo, me invita a ir a jugar a su casa. Me encanta bajar a su habitación; …Digo bajar ¡porque hay unas escaleras nada más entrar por su puerta! Sí, bajas unas escaleras… Su habitación es como un sótano increíble; Solo que tiene además una terraza para él sólo… una terraza iluminada en el corazón de Espulgues de Llobregat; Su barrio es una pasada; deberías pasar allí una temporada para entenderlo… Yo desde aquí solo os puedo decir que tiene una Master System, estanterías de mecano ancladas a la pared y pelotas de básquet que huelen siempre a nuevo; un sinfín de G-Joes… y su padre, que trabaja en donde se hacen las Galletas maría, siempre nos trae cosas increíbles de su oficina. La última vez fueron aquellas galletas articuladas, con manos y con pies y con cara… ¡qué bien lo pasamos!
El Pvc está bien considerado, y lo hueles sin miedo; siguen dando los Muppet babies y los snorkels al medio día, y llamar a alguien “caraculo” me sigue pareciendo una cosa de mayores. Hoy vamos a jugar a un videojuego de aviones, aunque antes le pediré que echemos una partida al Alex Kid, una más, por Dios… Sólo una más.
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