Si me preguntaran ahora mismo qué es lo que deseo, o más específicamente cómo imagino mi vida perfecta, me costaría responder.
No sé si querría alguien a mi lado. No ha existido en mi vida nadie que crea que me debe acompañar hasta el final de mi camino.
Si me preguntaran qué quiero hoy y ahora, no sabría que responder exactamente. Y si se me ocurriera una respuesta, sería una respuesta de mínimos. “Calafell”, respondería. Si alguien algún conocido me estuviera viendo, se tiraría de los pelos y se (o me) preguntaría “porqué”, “porqué” por enésima vez.
“que ya somos adultos”, me dirían.
Quizás es que no sé soñar. Quizás ese es el problema.
Yo soy el tatuaje de la adolescencia en la piel raída de un viejo. Soy persistente y triste, vivo en un mundo que no es el mío.
Procuro pensar de nuevo en qué podría ser lo que más deseo, y sigo sin conseguir encotrar una respuesta normal.
“Calafell” sólo eso. Como si fuera el desagüe que se lleva todo.
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