Tuesday, December 07, 2010

No sé.

Un mes sin escribir, y dos segundos para sentirme nauseabundo.
¿Mato o me matan?
Me matan. Esta es la respuesta a todas las mierdas que me suceden.
Me matan porque me dejo. Y me siento como un animal completamente vulnerable; como un perro apaleado; medio de lado, medio crujiente; medio desnudo, como en una especie de fiesta en donde me creía el principal invitado y ni estoy.


Con qué cara me voy a ver a mi mismo mañana. Con qué cara me han pagado cuando me he comprometido? Cuánto ha ciambiado esto desde que lo dejé?
Qué es lo que no entiende la gente de la magia? Qué es lo que se queda sin transmitir? Qué parte falta para sentirse uno uno? A qué estamos jugando? a un baile de parejas sin acompañante? a una especie de lucha contra uno mismo; solo que el otro se ríe.

Con qué cara me miran los dioses, que más allá de menospreciarme, se hacen humanos y torpes, y aún así, me siguen escupiendo en la cara...

Yo he dado mi palabra a alaguien que no me ha faltado al respeto. Eso es todo. Eso es todo lo que me ha pasado.

A lo lejos las cosas se ven así. Y todo lo que me queda dentro solo va a poder manifestarse en estupideces que acaban tarde y mal. En lugares que no son las fuentes de las heridas.
Es como si quisiera acabar con algo que ha nacido ya lejos de mí; algo que tiene aprendido la lección y no me espera.

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