Adiós con la mayoría de las letras; adiós a tu compañía. Adiós a tus abrazos y tus tonterías de niña con esa cosa especial para hacer un poco más llevadera esta vida gris. Adiós de repente y sin una buena despedida sexual; adiós cojo e inesperado; adiós que trata de ser cerebral, pero me puede una extraña tristeza; adiós por la puerta pequeña, adiós sin hablar, adiós quizá sin habernos dicho hola de verdad nunca; adiós que pica los timbres de puerta a puerta pidiendo algo caliente de comer. Adiós poco adecuado; adiós estúpido y mal construido. Adiós sin haberte mostrado nada mágico, ya fuera porque no me diste el tiempo, y fuera porque no atiné a sacar mis propias fuerzas. Adiós a un amor que duele más de lo que ha sido; adiós a una cosa cuya parte mas intensa es ésta misma; este adiós repentino que debería haberse llamado adiós desde el principio, pero debería haber llevado otros apellidos.
Yo quise mirar un poco más allá justo cuando tu te empezabas a cansar de esperar. Ni en en eso nos entendimos.
Adiós a algo nacido moribundo, lo sé; y por no haberte dicho hola antes te lo digo ahora que te coloco en la parte favorita de ni habitación: la nostalgia.
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