Sunday, October 29, 2006

Esquela 35: Instrucciones para enamorarme

Ahora que ya solo quedan las historias de mi cabeza por contar, y ahora que yo ya no vivo ningún momento especial en mi vida, me dispongo a contar la retahíla más bonita que jamás he creído inventar.

Érase una vez una muchachita que quiso ser del este. Una muchachita que quiso ser sus calles, su gente, sus chasquidos sobre humedecidos adoquines aún por el rocío matutino, sus gritos de patio interior destartalado, su austeridad en las esquinas, su virtuosidad musical, su sexo de yegua salvaje y desbocada, su Dios sin fe, su honestidad y palabra...

Pero sobre todo...

Su mirada cansada, sus ojos superficialmente desilusionados de revolución, sus entresijos de humanidad en los restos de oxidadas Vigas, hijas de la metalurgia quinquenal, su "otro día será..." -con la condena de llevar la esperanza tatuada en la hora punta-...

Quiso ser con tanta fuerza todo eso, que un chico la llegó a querer cuando la vio de cerca. La vio de cerca y creyó que realmente ella era del este.

Porqué él quería enamorarse de una mujer del este.

Primero se enamoró de una parte de la tierra, después creyó enamorarse de una mujer de ese lugar... y finalmente, una vez supo ella quería pero no era, se enamoró de una chica solamente.

Por fin.

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