Quiero untar mi lengua en tu suela. Quiero ser un montón de mierda y
recibir de súbito tus órdenes, sí. Puede que este estado de dejadez sea solo un
paso atrás para poder dar 20 hacia adelante.
Veo a gafudos retrasados que tiene una puta vida cuadrada. Me entra
pura angustia. Me entran ganas de cagarme en todo. “Esque no te has visto la
cara, coño?” me entran ganas de decirle a este decepcionante empleado. Espera,
el empleado decepcionante quizás soy. Si crees que soy yo, entonces eres como
ellos. Eres un pedazo de mierda.
Yo solía tener un ejército de amigos detrás, pero mentiría si no
reconociera que han ido desertando. Ahora solo estoy yo y mi grito de guerra. Todo
esto lo hace más épico. Pero me da miedo mirar al fondo de todo. Parece que
incluso mis ansias por crear me abandonan. Disfruto con las moscas de mi
alrededor, y espero, te dije a que me des órdenes. La suela de tu zapato es suficiente.
Me lo enseñó Andree. Quiero correr junto Andree, quiero tener un lugar entre
los elegidos para entrar a ese instituto.
Puede que no lo recordemos, y que con el paso del tiempo cada vez
cueste más. Pero los que habéis dejado de creer en vosotros mismos, sois
vosotros. Por mucho que me digáis que sigo igual, qué importa eso? Decid a
dónde os ha llevado vuestra nueva visión. No hay tiempo, y todos vamos a acabar
igual. Hay que intentar averiguar lo que podamos sobre la verdad absoluta. Me
gustaría pensar que sigo en el camino. Desde el puto primer día. Vosotros sois
los que desististeis. Yo quiero sentir el calor que desprenden las bragas de la
vicepresidenta en la cara. Esos son los únicos descansos que necesito en mi
periplo.
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