Tuesday, December 09, 2014

El ascua que fulgura en el centro de mi ano

Hoy me siento bastante tranquilo, y eso es una suerte. Una suerte de suerte. Me siento en paz. Me siento barrigudo. Me siento oblicuo. Debo hacer muchas cosas. Debo probar el teppanyaki. Debo colorear los aledaños de mi ano. Debo suturar los asuntos pendientes también, está claro. Ayer vi por enésima vez el final de Eduardo Manos tijeras. Estuve cerca del lloro. Y eso que solo le presté atención 2 minutos. Es algo extraordinario, lo sugestionados que estamos también a la hora de demostrar las emociones más irracionales. Hay gente que se sabe provocar el lloro. Yo lo único que sé es que con 30 años, uno se pee con una facilidad pasmosa, incluso involuntariamente. Y eso que cuando era joven me jactaba de tener un control absoluto sobre mi esfínter. Las cosas cambian. Me gustaría alcanzar el vientre del firmamento.

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