De entre el ruido que has querido hacer, de entre las
palizas que me has querido dar, de entre los juegos a los que me has invitado a
jugar…
De entre las caricias que me has denegado, de entre todos
los pensamientos cargados de ilusión que me has destripado, de entre todo aquél
manto de tranquilidad que levantaste porque con aquello no te conformabas… Has ido
muy rápido otra vez…
Me acuerdo de cuando me pediste paciencia. Me acuerdo bien.
Para mí eso nunca supuso un problema. Para ti parece que sí.
Da igual. Si lo que querías era hacerme sentir mal, lo has
conseguido. Si lo que querías era que te persiguiera pasada la meta, lo has
conseguido. Pero ya se ha acabado… No tengo tanta alma como crees. Y mi
paciencia, quizás no la merezcas.
Es una pena, no tengo problema en reconocerlo. El paso de
los años tiene estas cosas. Que te importa menos reconocer las derrotas.
Ahora vienen días extraños, extraños porque siempre es
extraño volver a casa, a lo de siempre… pero me manejo bien entre esas cuatro
paredes. Podría odiarte, incluso parecía que era lo que desabas, que fuera un
verdadero hijo de puta.
No comments:
Post a Comment