Itachi es cojonudo; Itachi tiene cientos de amigos aunque
apenas habla nuestra lengua; itachi no hace nada que los demás no hagan. Itachi
sólo cierra los ojos y sonríe cuando brilla el sol y le acaricia la cara.
Itachi se mete en el agua como los demás, sólo que lo hace corriendo y gritando
como un loco para caer rendido cuando el oleaje le impide seguir saltando.
Itachi siempre está para los demás. Como
no habla, sólo escucha. Y todos le explican sus problemas. Todos quieren
que vaya a todas partes, porque todos tienen la certeza de que no se pierde un
detalle de sus vidas. Todos tienen la sensación de que existen para él. De que él les reconoce, de que él retiene la
esencia de sus travesuras, de que absorbe cada emoción de ellos. Itachi es como
la certeza de que el resto de sus amigos pasaron
por allí.
Lo que no saben es que Itachi, desde hace mucho tiempo,
habla perfectamente el catalán y el
castellano. Pero sólo uno de sus amigos se lo preguntó. Y sólo ese amigo sabe el
secreto, y lo guarda junto a él. Porque es el único que después de todo, ha
aprendido algo de Itachi.
Ambos han huido;
Itachi y su amigo han
huido de la perdición de no dejar de hablar
de uno mismo cuando se tiene tan poco tiempo de observar a los demás.
No comments:
Post a Comment