Te cojes la bicicleta, te ruedo por la cabeza, me paso por
la urba casa de carlos, echamos un banjo kazooie su madre nos mira y deseo
secretamente que se tan pasional como la hija de ella o la hermana de él. Dudo
un momento, él se fija en lo que yo pienso? Salimos a las 7 hemos quedado, pero
ya es tarde son las 7.30, en la bicicleta todos montados dirección a la amparo
a comprar las camisetas. Doc Italia nos patrocina.E l dueño es muy gordo, aún
retengo la quinatesencia del salto que ejecuté en la piscina, de cabeza
cayendo en picado. Algunos, cuanto más retrasados más probable, bajan en
motocicleta; charlan entre ellos y siento que yo no llego a su
nivel. Noto que soy más tonto que los tontos, que deseo comprarme una moto como
ellos. Estamos en la playa, el sol pega fuerte y entramos al agua y nos
quitamos el bañador. En cualquier momento se pueden abalanzar sobre mi dejarme
en cueros ahí pasando frío mientras cuelgan su trofeo que es mi bañador, en un
pollete que roza el paseo marítimo. Siempre hay tensión, pero siempre hay
alguien más gilipollas que yo. Esta vez le ha tocado a marcos, el entrañable
pelaty. Tendrá que salir tapándose con las manos sus partes ante la mirada
sorprendida de otros bañistas. Despotricará “qué cabrones, qué cabrones”. No
sabe decir nada más, es una máquina de decir “qué cabrones”. Yo me siento allí
en mi lugar. Entre tontos, eternamente relajado, pues tengo la Nintendo 64 y
ellos hacen cola para entrar a jugar en mi casa.
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