Saturday, October 18, 2008

Esquela 199: Caballos salvajes

A veces no te queda nada. te cae encima el agua, y se lleva lo poco que te podía identificar. Lo único que te iba a dar un nombre en el lugar en el que te ha tocado vivir.

Y cuando eso pasa, te quedas vacío, y ni el vértigo es vértigo. Caes siempre, pero al no haber paredes ni haber suelo, ya no retienes ni el vértigo.

No hay absolutamente nada.

Y pensar que ahí fuera llegaste a ser un caballo salvaje, un potro corriendo por una pradera mientras el sol desgarra el cielo púrpura.

Cuando ni aquello es suficiente para encontrar tu lugar, te invade una tristeza que es como el frío: Está ahí porque sencillamente no hay nada de felicidad. Y donde no hay felicidad ni calor, hay tristeza y frío.

Cuando no te queda nada, te enfrentas a este tipo de "dolor", si se le puede llamar así.

Hubo un tiempo en que incluso Andorra fue mi lugar favorito para vivir. Enterrado en las montañas, entre electrodomésticos magníficos y altas rentas, chaquetas de cuero y pizzerias sin demasiada clase. Pero necesitaba que lloviera. Que lloviera. También necesitaba un vehículo de potente cilindrada. Necesitaba la mejor videoconsola del mercado y que los remontadores me llevaran más allá de las cumbres nevadas. Necesitaba eso. Solo eso.

Era la vida de soltero más preciosa.

Pero hoy mi cuerpo se ha enjuagado. Ya no quedan ni los restos de aquél tipo de ilusión. Hoy me he quedado sin metas y sin colores.

Solo puedo esperar que el tiempo que ahora me arrebata, más tarde me otorgue.

Y no habrá más remedio que preguntarse siempre el "porqué". El "porqué" el tiempo es el juez sumarísimo. En qué se basa para darte y quitarte. Porque todos nuestros procesos vitales se deslizan a través de él. El único elemento del que jamás podemos escapar, es el que esconde toda nuestra razón de ser.

El tiempo que pasa y se ríe de nosotros. Un árbitro en un juego del que solo somos las piezas de plástico. No sabemos ni qué somos, no tenemos potencia para ponernos la altura del tiempo, ni para interpretar la verdad total. A menudo ni te enteras de que juegas. Y si alguna vez te llegas a enterar, de repente sencillamente te ves así, cayendo sin tener nada a lo que agarrarte.

No comments: