Me lleno de
pensamientos hasta derramarme, me lleno de mierda entero.
Entre toda esa
miera, busco alguna traza de inspiración, pero créeme que cada día cuesta más
encontrarla. La delicadeza se empieza a desvanecer, o quizás es que mis
pulmones se han endurecido como piedras.
Escarbo en busca del
espacio para el verdadero goce. Pero cuando creo encontrar un solar vacío, un
agujero de tiempo, ya tengo otra tarea, otro compromiso delimitando mi presunta
libertad.
Sé que no estoy
diciendo nada nuevo, solo relato la caída libre que todos y cada uno de
nosotros experimentamos desde el preciso instante en que empezamos a existir.
El domingo bendito,
si es que existe, se sangra mientras se busca.
Antes pensaba en la
belleza que no se preocupa por gustar, y he encontrado un matiz para esta misma
definición que ahora ya no retengo en la cabeza.
Me he propuesto
millones de veces escribir algo que no tenga que ver con esta tristeza. Pero
nunca siento la necesidad, si no es para compartir conmigo mismo mi carrera
hacia la nada.
Me detengo (sólo
cuando puedo) y me paro a pensar en lo
mejor de todo lo que he conocido.
Sea lo que sea, un
paisaje, o una sensación, incluso aquella persona. Todo eso, ya no me
pertenece. Solo retengo algún vago recuerdo, parte de la esencia de lo que fue.
Pero eso nunca es suficiente. Nunca es suficiente lo mejor. Siempre aspiras a
encontrar algo que te de más de esta vida, precisamente porque nadie te dice
cómo hay que vivirla.
Cuando abres las
alas, sólo eres tú contra un paisaje de vértigo. Tú decides dónde quieres
llegar. Y después tratas de alcanzar el punto que sea. Pero que hay con todo lo vivido? Porque todo
lo vivido tiene que convertirse únicamente en recuerdo?
A veces cuesta confiar
en uno mismo, solo porque olvidas todo lo que has llegado a ser. Me refiero a
lo que llegado a vivir.
La existencia ,
desde luego, ya no fluye con la misma intensidad
No comments:
Post a Comment