Monday, February 02, 2015

Gonnensenattare

Cinco cintas, el motor del auto rigiendo, tus pies descalzos desprendiéndose del asfalto para firmar una parábola perfecta hacia el interior del descapotable. El viento me pega fuerte en los oídos, la tarde se hace entre oscura y gris, y algún policía se pasea con mirada recelosa. Tú, y tu piel tensa, y en tu pañuelo, todos los sueños que coleccionamos anteayer. No me pidas que vea como arrancas, no me pidas que observe como se desprenden del pañuelo todas las promesas que siguen siendo promesas, por no haberse convertido nunca en hechos. Cuando pienso, desde la lejanía, en la perfección de aquél momento en que estuvimos a punto de lograrlo todo, me desquito de la parte más dolorosa de mi imaginación. ¿Para qué estamos aquí, si no es para mejorar en nuestros rincones fantásticos todo aquello que nos sucede¿ ¿qué somos, si no chispas que prenden en nuestra imaginación los paisajes emocionales más idílicos. Yo no soy la clase de persona que viaja en un plano. Soy incapaz de dejar de mezclarte con cualquier cosa de un día sencillo.

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