Me levanto con la frente sudada. En realidad no sé si nisiquera he llegado a dormirme en algún momento.
La almohada huele a un sudor que no es desagradable. Proviene de mi pelo; Es una especie de sudor preadolescente. Las ventanas están abiertas, pero las persianas bajadas.
Ah, que estoy en Calafell.
Bien.
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