Monday, December 18, 2006

Diciembre e I

Tienes tanta razón que me das rabia.

Si en realidad lo que has hecho, no ha sido otra cosa que demostrarme que soy mortal.

Pero no sé, hasta ahora vivía tan y tan cómodo…

¿Qué sería de nosotros sin estos pensamientos tan caprichosos que nos rondan la cabeza? Piensa, si quieres, que son gratuitos; que pueden hacer daño; piensa que todo se ha de ver claro. Piensa que hay metas. Piensa en todo eso.

Y renuncia a las minucias, a los pequeños detalles y a los caminos llenos de neblina. Quiere verlo todo despejado. Sereno, Serena. Quiere pensar en el final de las cosas. Quiere morirte de corrección. Quiere amar y ser amada. Quiere ponerle palabras a todo. Quiere entender los desenlaces. Ya acaba. Acaba.

No dejas que los niños se cuelen en tu cena perfecta. Te aseguras de que no vana tirar del mantel ni que se van a meter debajo de la mesa. Pero renuncias a la alegría de sus correteos y de sus gritos. Tu mansión es perfecta. Pero has querido que sea helada también.

Yo lo único que pensaba era en volverte a acariciar los brazos. Pienso eso y ya me ciego. Pienso en que te quitas la ropa y me siento felizmente violento. Me olvido de decirte muchas cosas. Procuro escribirte un embarazoso poema, a solas, ahora que todavía creo ser capaz de sentirte. Lo estoy consiguiendo. La luna ha pedido permiso para entrar por la ventana más que cualquier otra lucecita.

¿Qué coño será de nosotros sin nuestros caprichos?

¿Y sabes qué aparecerá al final, a ti que tanto te gusta pensar en eso de los finales?
Yo te lo digo. Pagaré en la barra y saldré del bar, agarraré mi coche, y empezaré a rodar. Todo habrá resultado ser propina. Propina como la que habré dejado. Todo resultará haber sido polvo, carretera y horizonte. Todo habrá resultado ser música enlatada. Todo habrá resultado ser tapicería barata. Todo habrá resultado ser una puta tontería.

¿Es mejor así, verdad? Tú no querías eso. Tú querías estar colgada de las estrellas, a juego con sus ciudades. Querías llegar hasta ahí arriba.

Yo me quedo con mis cigarrillos rubios, con el rugido del motor, y con las alitas de pollo para llevar.

Y lo único que vamos a tener,
Lo único que nos va a quedar,
Lo poco que hay más allá de tu luz y mi suelo...
Es amor.
Eso es lo único que compartimos.

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