Aquí estoy, despidiéndome de mis hábitos y rutinas para encarar tres semanas de nereidas vacaciones. Hoy voy a aseverar como alguien plácidamente integrado en el sistema; así que no hay que esperar sorpresas. No, hoy no. Sólo pienso en echar la siesta y en la esperanza de estallar creativamente cuando despierte; como en los viejos tiempos, ya sabes.
Está claro qe no puede suceder de manera idéntica, pero voy a hacer bonitos dibujos con el fino hilo de inspiración que todavía brota en mi. Ya no soy aquel joven descarado e impertinente (nunca lo he sido, pero tenía armas para ser considerado como tal, como lo bueno de esos calificativos), ahora soy un maestro más, deseoso de ser escuchado. Un maestro que practica con su pincel; que intenta depurar su técnica de mano alzada, que gestiona mejor los recursos de que dispone.
Miro la vida y pienso que esto es lo que me queda y la mejor actitud con la que puedo encarar mi descarrilamiento y el de todos. Así que voy a pasear y a dedicarme a descubrir otros talentos, otros talentos qe puedan explosionar aún de una manera bella. Quiero pensar que puedo ser importante para ellos; quiero dejar una parte de mi en una persona genial; quiero ser un complemento para una vida que viene y que tiene mucho que revelarnos.
Lo he dicho ya; soy el maestro. Hoy me doy cuenta.
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