La primavera se hace a un tiempo arrollador; no hay tiempo para mirar ni cómo nace y quizá es por ello que directamente aparece ya con sus brazos aprontándome tan fuerte.
Otro capítulo más; una más que probable 1/75 parte de mi vida en la que me vaso. Una parte dorada de la última unidad en que divido este conjunto de situaciones;
Ahora atravieso un gran edificio, ahora me miro reflejado en un charco , ahora son las 7 de la mañana y no tengo claro si ya es fin de semana.
En este mundo es en el que me encuentro, y procuro actuar en consecuencia; por eso no te desprecio cuando te veo tan superficial. Por eso me doy una oportunidad y dejo tranquilamente que mi lívido me invada cuando te miro. No somos iguales. No tenemos nada que ver; aún así me haces escribir, y esa es la única vara para sopesar lo que realmente siento hacia ti. Si te escribo, es porque a ti me debo en este momento, Tú lo has logrado, no sé exactamente por qué. O quizá sí pero no quiero dejarlo claro para seguir pensando que soy menos animal que el resto.
Te he visto entremedio de los vago0nes del metro, tu cara aparecía cada dos decimas de segundo; un solo frame; el estruendo de los frenos, las risas de otros, los pensamientos de quien acaba de trabajar; La noche en que yo me veo; la noche que a ti te suda la polla (aunque no tengas). Te quiero ver otra vez; quiero trepar hasta el octavo piso; el noveno, hasta tu ático, quiero tenerte bien del todo, entrarte con rabia como si así me fuera a fundir del todo con la mierda que me rodea; porque ya pasó aquello de esperar un escenario mejor;
Por ti pasa que acabe de ser solo una luz intermitente y móvil. Un tintineo, un sonido atropellado que no dinámico. Cuando me caiga tu sudor mezclado con el mío en la boca, quizá en ese momento, habré más estado más cerca que nunca de la destrucción que va desde mi parte más íntima hasta el todo que yo considero.
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