A través de la vertebrada, regreso con la confianza algo más curtida. No ha cambiado nada demasiado (si no contamos el paso del tiempo); La sensación de no saber cómo o dónde colocar las decisiones que tomo, la incapacidad de clasificar los estímulos que recibo de una forma meridiana...: todo ese rollo permanece.
Si vuelvo hoy, no es porque me sienta especialmente inspirado. Vuelvo solo para reabrir está vía, abandonada desde hace tanto tiempo. No os preocupéis. No lo hago por vosotros. Sigo haciéndolo por mí. Antes de que me enfrentara en mi interior al debate de exhibir mis pensamientos, vosotros ni siquiera existíais. Antes de que se profanara el arte de la escritura libre, se mancillara el enfrentamiento de uno contra su propia conciencia, antes de que se escribiera solo para impresionar a los demás, estaba yo con mi blog.
La creatividad, en forma de sangre, emanaba a borbotones de la herida abierta que sabe dios quién infligió en lo más profundo de mi alma, y yo... yo solo atestiguaba en forma de movimientos nerviosos con mi mano. Golpeando el teclado, me la solía sudar todo, me proyectaba en mí mismo. Me debía a mí: Saltaba desde un trampolín altísimo hacia la nada. O no tan nada: en el horizonte todos mis anhelos y mis recuerdos, todo aquello que había sido capaz de dar, y todo lo que esperaba.
Hoy me recojo de nuevo, madre. Ha pasado mucho tiempo, y lo mantendré siempre como nuestro secreto. No tendría sentido hacerlo de otra manera. Todo este tiempo he estado tratando de compartir cada uno de mis sentimientos y vivencias con gente. Con mi Ex novia, con mis amigos, con mi familia... He tratado de hacer mayormente lo que se espera de mí... y no puedo decir que haya sido infeliz estos años. En absoluto. pero la idea de estar en medio del rebaño, de ver como algunos de mis iguales caen en el camino mientras apenas reparamos en ello, apenas levantamos la vista, temerosos, porque sabemos muy bien que acto seguido pueden caer otros del otro lado, o 100 seguidos de delante tuyo, o varios de atrás, nos impide ayudarnos los unos a los otros. La muerte es lo único que ha crecido con la convicción suficiente todo este tiempo