Bona Eskuadra

En el tren, mojado de agua el tren. Bajo un sol abrasador, diría algún centralista. Mira, no sé, sólo veo tu cara detrás de las llamas de la hoguera. En la noche plácida que tuvimos ayer. Aunque no estuvieras cerca, sentí la mejor parte de nuestra equipación. Pensé que podríamos hacer cosas, que aún estamos a tiempo de ofrecer jugadas interesantes. Tú me fichaste a mí, y yo a ti, para este tipo de cosas. Después nunca nos atrevimos a ponernos de titulares en nuestras alineaciones, quizás pensando que si trabajábamos juntos, nos íbamos a alejar demasiado de la realidad. Nos gusta demasiado soñar. Cuando estamos juntos somos como un cuchillo recién afilado. Capaces de atravesar el aire con nuestras miradas, de tener ideas que a la mayoría les da miedo tener. ¿Somos aún aquel equipo que una vez pretendimos? Yo creo que sí. Qué sí, joder, que estamos a tiempo. He mejorado durante el año que he pasado cedido. Ya no tengo la cabeza caliente, trabajo para el resto de la escuadra, de verdad. Un año en el exilio va bien para saber qué es lo que tienes que ofrecer, y cómo quieres hacerlo.
En el tren, de vuelta, el traqueteo, como siempre, me relaja. He pensado que te voy a llevar encima de mis brazos, pues tú apuntalas mis mejores intenciones. Te voy a llevar en brazos y te voy a volver a guiar por la superficie del agua mietras proyectamos en el cielo nuestros pensamientos, como si fueran fuegos artificiales. Tengo que reconocerlo, no hay más remedio, estoy conectado a ti. Hace unas semanas que no respiro mierda. Joder, lo necesitaba.